martes, 26 de julio de 2011

No sabemos del llanto

Se nublan, te nublas. Como si tu piel luchara contra tu alma. Como si tu cuerpo no dejara salir tu interior. Como si tu voz callara tus gritos. Y luego eres transparente, transparente tornasol. Como un volcán que se acumula, como un huracán que libera. Reluciente, reluciente resplandor. Ella intenta atarte, ella intenta salvarte mientras tus ojos brillan sin poder dominar la tensión. Entonces, una lágrima corre y tú la atrapas. Ella se escapa y tú la matas. Que triste decepción. Cuando empezamos a verte, desapareces.

¿Más o menos?

-Y me das un diamante, pero le colocas espinas, trampas, dolor. Me das un tesoro, que cambié por perlas, pero le colocas dolor, trampas, espinas.
-Tan solo te di un sueño nublado. Si quieres búscalo, pero no ES si hay un mi, un tu o un su. No quieres algo; solo al dios inalcanzable. Ahora siente su piel, toma sus besos pero olvida la antigua sencillés del amor.