domingo, 8 de agosto de 2010

Expresión

Ahm... hola?
Bueno, quizá esté mal que te escriba... pero... quería decir algo...

Creo que el mar rojo volverá a ser cruzado y estas agujas se sienten penetrantes: es la única forma que encontré para explicar lo mal que me sentía ayer y por qué hoy tengo unas ganas inmensas de tratarte mal, gritarte y hacer que te alejes. Penélope me ha dicho que cuando sienta eso lo que menos debo hacer es escribirte... pero... no sé creo que quiero odiarte porque te necesito. Odiar es más fácil que amar, ¿no?
No entiendo por qué volvieron los fantasmas.
No entiendo por qué me alejo de ti cuando quiero estar más cerca.
No entiendo por qué mi cabeza me grita que me detestas cuando sé que no es cierto.
Y si esperabas una conclusión este escrito no la tiene.

Pócimas entre el amor y el odio

Existen pócimas de pócimas. Son buenas, supongo. Cada quien tiene una necesitad y toma una. Yo tomo una. una que me hace no escribir y no ser infeliz. Realmente las dos cosas van unidas de la mano, y si no, déjame mentir al menos por esta vez. Quizá es el sueño hecho realidad de muchas personas: ser feliz con una poción, pero qué implica la felicidad cuando una de tus grandes gratificaciones desaparece. Creo que muchas veces preferí ser una persona triste a dejar de escribir. Luego, encontré la felicidad, ¿para qué escribir si puedo ser feliz? Después, dejé de tomar la pócima y volví al intranquilo estado entre lo agradable y lo desagradable, a la susceptibilidad extrema hacia lo que me permite enojarme, y luego, perdí las ganas de escribir y recuperé la necesidad de huir de la felicidad, de escapar antes de ser lastimada. A veces me pregunto quién soy de verdad: la persona inestable o la feliz; si las pócimas relucen tu interior o te colocan máscaras.
Ya no me importa: mejor una falsa felicidad que esta reactividad, porque sabes que en el fondo este color negro y metales solo tratan de ocultar un corazón de papel.

Dormir apesta; no hacerlo también

Vueltas y vueltas. No hay otra cosa que desee más que dormir. A veces hasta los ruidos de la noche me asustan y supongo que me sentiría mejor escondida entre las sábanas. Pero hay algo que me impide irme. Quizá me siento más como un pequeño insecto en búsqueda de la luz que emite la computadora. Solo sé que esto es una pérdida de tiempo. Sería mucho más productivo cerrar los ojos y prepararme para todo lo que tendré que hacer mañana.
¿Por qué no llega alguien diciéndome: Vamos a la cama? sería más sencillo que tomar la decisión por mí misma. En serio que esto no tiene sentido alguno: sigo despierta porque... no hay un estúpido por qué. No entiendo cómo mi cuerpo y mi cerebro se desprenden una vez más.
Va, no puede ser difícil: solo unos pasos hacia la derecha y estaré en mi cama. Apaga esta cosa y deja de soñar con el mensaje que nunca te escribirán. Duérmete y haz algo más productivo que enamorarte.