viernes, 26 de marzo de 2010

Algunas confesiones

Me molesta no poder escribir todo lo que quiero. A veces, deseo plantear cuánto detesto a alguien, alguna aventura peligrosa, o la, a veces destacada, frivolidad de mi corazón. Y escondo por guardar las apariencias o por evitarme posteriores problemas. Me siento como el gay que me hastían porque no expresa su bendita orientación sexual y teme el qué dirán. Siempre he detestado estar atada a las benditas personas que te rodean y seguir manteniendo una máscara. Pero, que va, termino siendo una estúpida más entre este mar de gente. Al diablo, ¿saben qué?,me niego a ser parte de lo que odio. Soy una bendita interesada y muchas veces ayudo a la gente por la recompensa que este significa. Mi vida está fríamente planificada y algunas cosas de las que hago son más por construir mi futuro personal que el de otra persona. Y sí, fantaseo con historias indebidas solo porque el peligro representa una satisfacción. De ves en cuando, me da ganas de golpear a alguien aleatorio hasta ver su sangre. A lo mejor son simples ideas, poco recurrentes, que me atacan porque leo un libro de terror. Me gusta pensar que pondré pensar lo que sea, pero más allá de eso, el hecho de que queden en simples pensamientos es una victoria de la razón contra el corazón.