Viró su rostro y detalló el pequeño frasco junto a la cama que quiso probar. No sabía que era veneno y decidió sus labios mojar. No agonizó por degustarlo pero sí se hizo adicta a esta sustancia que desgarraba sus entrañas. Noche tras noche siguió saboreándola mientras su corazón se desmembraba. Poco a poco sus venas transportaban la letal sustancia que fue su placer y pronto su tumba. Sus sentidos dejaron de funcionar, ya no sintió el dolor que en otro tiempo la afligió. Fue perdiendo su tamaño, su piel se hizo de cristal y guardó en su interior el cianuro en que se convirtió.
jueves, 11 de marzo de 2010
Le Petit Mort
Micro para el Súper
No puedo creer que vaya al súper mercado, a duras penas, tratando de escoger comida sana porque es barata. A veces me provoca comer una que otra cosita cara y no puedo porque quizá a fin de mes esté pelando. ¿Sabes qué?, uno se cansa de cansa de vivir así...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)