jueves, 15 de julio de 2010

Filosofía Caterina

Solo sé caminar rápido. Estoy apurada y necesito llegar a la reunión.

Chico desconocido: Hola
Cate: (Me extraño, lo ignoraré. No: estoy en la universidad, no me pasará nada si respondo) ¿Hola?
Chico desconocido: (risas) El otro día estabas en la biblioteca y te metiste debajo de la mesa. Eso nunca lo olvidaré.
Cate: (L)

Jamás pensé que alguien me había visto. Simplemente me metí porque estaba cansada de la silla y me provocó sentarme en el suelo debajo de la mesa. Me pareció un lugar acogedor. Estuve un largo rato pensando que me regañarían, pero luego decidí que no le haría daño a nadie ahí dentro. Solo necesitaba cambiar de posición. Cualquier cosa, planeé filosofar con quien me regañara sobre la estupidez que significa tener que sentarse en las sillas solo porque “es lo correcto”.

Lo que nunca pensé fue que alguien me recordaría toda la vida por 15 minutos de conflicto interno. Creo que soy feliz. Puedo morir tranquila porque al menos cambié la visión del mundo de una persona.