sábado, 13 de marzo de 2010

Atemporalidad

Ya casi todo estaba listo: mis amigos y familiares practicaban sus llantos, cada uno había comprado su traje negro, la música fúnebre empezaba a sonar. Iba a morir ese día. No estoy segura de cómo terminé creyéndolo pero seguramente fue por la certeza de quienes me rodeaban. ¿Cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?: no lo sabía. La gente no dejaba de recordarme que moriría. "Adiós Caterina". Las frases se hacían más reiteradas. "Lo sentimos". Me hablaban desde todos los ángulos. "Rezaremos por ti". La desesperación se apoderaba de mí, aún estoy viva, pensaba. "Te voy a extrañar". Subí las escaleras de mi edificio. “Nos duele”. ¡Ya no podía soportar la situación!. "Quisiera que te quedaras" dijo una última persona antes de que viera la gran ventana justo al lado de la puerta de mi apartamento. "Lo entiendo" le dije y me despedí.


¿Desplazada o desplazando?

Me levanté a las 2:38 de la mañana, me dirigí al baño para lavar mi rostro y mientras me veía en el espejo notando cómo el agua caía de mi cara, no pude evitar preguntarme: ¿Yo hice eso?, ¿había sido yo quien se acostó con él?, es más, me cuestioné si era yo quien había vivido en mi cuerpo los recientes 5 meses, tiempo en el que dejé de actuar como solía. La respuesta a todo ello fue clara: sí. Había sido otra persona quien me habitó los restantes 18 años y tres meses de mi vida.

Por estar adivinando...

Hace poco, solo tenía un primo. Un primo ciego. Nunca lo he considerado una desgracia, él desde que era bebé no ha visto, así que no tiene idea de qué se siente. Además, tiene muchas otras facultades que compensan esta condición. Hace unos años me preguntó qué se sentía ver. Nunca lo había pensado, yo sólo veía y ya, observo colores, formas, texturas, distancias, ¿cómo le explicaba a mi primo qué era un color? Pero él si podría saber qué era una forma, una textura y la distancia. Así que comencé:

-Ver es... saber, sin tocar, cómo son las cosas.

-Ah, ok, ¿cómo adivinar?-

Me quedé pensando unos minutos y finalmente respondí.

-Sí, como adivinar.

Jamás, hubiese pensado que ver era como adivinar y gran parte de mi vida me la he pasado adivinando, en ves de sintiendo.