miércoles, 31 de marzo de 2010

Mis días de mosca

Quedé en blanco, no pensaba en nada, simplemente veía aquella luz brillante. No entendía por qué me resultaba tan fascinante, pero no podía dejar de observarla. De repente me fui acercando lentamente a aquella blancura. No podía dejar de escuchar un terrible zumbido a mi alrededor, quería que se callara, pero no sabía exactamente de dónde venía. Pronto comprendí que ahora era una mosca, una pequeña mosca. No me preocupó saber cómo me transformé en una, solo quería llegar a la luz, pero mis torpes alas no me lo permitían. Después de algunos minutos estaba muy cerca. Era una luz grande, muy grande, pero ahora sentía la necesitad de tocarla. Empecé a sentir mucho calor, pero debía seguir, debía ser mía. No logré alcanzarla, caí, mis alas se habían quemado.

martes, 30 de marzo de 2010

El secundario, por favor

No me gusta el protagonista. No me gusta el chico que las conquista a todas sin esfuerzo, al que tener una chica a su lado no representa reto. Me gusta el personaje secundario, el chico torpe al cual se le hace imposible conquistar a una chica, aquel que no tiene dones de Don Juan y hasta es un poco triste por ello. Me encanta la mirada tierna de quien siente que en cada momento está metiendo la pata mientras permanece con una chica, aquel que no haya un buen momento para decirle a una mujer que le gusta. Me gusta el que es torpe en cuestiones de romance y que se excede de cursi pretendiendo enamorar a una chica. Me gusta aquel chico solitario, excéntrico, aquel tímido o que todos piensen que es raro, el nerd. Tienen un encanto que no puedo resistir. Supongo que hay para todos los gustos.

sábado, 27 de marzo de 2010

Sin futuro

Confieso que a veces mis grandes sueños se acercan a la anormalidad. Que las más grandes felicidades son representadas con la idea de tener una gran casa, una linda familia y no trabajar. Quizá un sueno cercano a principios del siglo pasado. Sé que esto va en contra de toda revolución femenina y muchas han creído en mi demencia. Dicen que desperdiciaré todas mis capacidades. Pero por qué habría de desperdiciar mis capacidades en tareas que me resultan atractivas. Va, futuro, cosa incierta es claro que no en atrae demasiado pensar el él. Tenía grandes proyectos, pero desde hace un tiempo pienso que ya no habrá futuro. Pienso que algo ocurrirá y por lo menos yo no tendré futuro. Así que sí, sigo caminando hacia allá pero no me estreso en muchos pensamientos. Si algo puede mejorar mi porvenir, lo hago, pero eso no indica que deje de creer que no lo hay.

viernes, 26 de marzo de 2010

Algunas confesiones

Me molesta no poder escribir todo lo que quiero. A veces, deseo plantear cuánto detesto a alguien, alguna aventura peligrosa, o la, a veces destacada, frivolidad de mi corazón. Y escondo por guardar las apariencias o por evitarme posteriores problemas. Me siento como el gay que me hastían porque no expresa su bendita orientación sexual y teme el qué dirán. Siempre he detestado estar atada a las benditas personas que te rodean y seguir manteniendo una máscara. Pero, que va, termino siendo una estúpida más entre este mar de gente. Al diablo, ¿saben qué?,me niego a ser parte de lo que odio. Soy una bendita interesada y muchas veces ayudo a la gente por la recompensa que este significa. Mi vida está fríamente planificada y algunas cosas de las que hago son más por construir mi futuro personal que el de otra persona. Y sí, fantaseo con historias indebidas solo porque el peligro representa una satisfacción. De ves en cuando, me da ganas de golpear a alguien aleatorio hasta ver su sangre. A lo mejor son simples ideas, poco recurrentes, que me atacan porque leo un libro de terror. Me gusta pensar que pondré pensar lo que sea, pero más allá de eso, el hecho de que queden en simples pensamientos es una victoria de la razón contra el corazón.

miércoles, 24 de marzo de 2010

No más dolor

Como es costumbre las mujeres suelen ir al baño y hablar. Por casualidad yo estaba en un cubículo cuando una chica dijo la mejor noticia del día: Se va a cortar el cabello. Durante el semestre pasado esta chica se sentó en el salón de clases cada día delante de mí, y no pude evitar ver en cada momento su cabello. Hecho que me parecía la peor tortura. En este punto debería mencionar que estoy obsesionada con el cabello y verlos despeinados, con friz, o simplemente ver un pelo “malo” resulta un martirio. El caso es que su cabello está terriblemente dañado. Así que el que se lo corte me alegrará este semestre. Entiendo perfectamente bien que este comentario haya sido un tanto extraño pero no pude evitar mencionarlo.

martes, 23 de marzo de 2010

Toda una travesía

Llegué a mi casa a bañarme por la simple razón de que estaba llena de orine. En la tarde no aguantaba las ganas de ir al baño, y, al contrario de lo que se imaginarán, logré ir. Era el baño de Ávila TV, lugar en el cual veo mi curso de audiovisuales, y donde que por racionamiento o porque simplemente escasean los recursos, no hay agua. Me acerqué a la poceta y, como es común allí , me bajé el pantalón ya que el inodoro estaba lleno de orine y no quería ensuciarlo. Lo que no tuve en cuenta es que el piso también estaba repleto de un líquido que estaba muy lejos de ser simple agua. En fin, mi pantalón se empapó en orine y olía terriblemente mal. Intenté lavarlo pero recordé que no había agua. No me quedó más remedio que terminar de ver mi clase apestando. Cuando terminó salí corriendo en búsqueda de una regadera. Orine, cucarachas, falta de agua, aprender a hacer un video implica más que solo prestar atención a un prfesor.

lunes, 22 de marzo de 2010

La luz de la ignorancia

Me encantan los círculos de luz que se forman en el suelo cuando el sol atraviesa las hojas de los árboles. Cuando miro al cielo, noto que las formas que dejan las hojas no son por mucho círculos y me pregunto cómo desde las altura las formas se transforman. Quizá son como los píxeles y vemos que nuestro mundo no son pequeños cuadraditos sino círculos. Quizá a la luz no le gusta la forma que le dejan las hojas y hacen la suya propia, una más parecida al sol para que no la olviden. Lo cierto es que realmente no me interesa saberlo. Hay magia en esos pequeños círculos y descubrir el por qué terminaría el misterio de la belleza.

viernes, 19 de marzo de 2010

El pie de limón

Tengo un secreto. Los pie de limón se llaman así porque hace mucho tiempo los limones eran como nosotros los seres humanos, se movían, hablaban, vivían y... sabían bien, excepto sus pies. Las personas los cazaban día y noche. Hasta que solo quedó un limón viviente en la tierra. Los humanos hicieron una conferencia para deliberar qué harían con él. Querían seguirlos comiendo durante años y solo quedaba uno. Lo encerraron y enfermó de tristeza, terminando por suicidarse, pero antes, se cortó los pies y los encantó para que fuese lo único que comiésemos de ellos, lo más detestable. A mí me parecen muy ricos. Imagina cómo sería el limón entero de verdad.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Las chiripas con cola

Es normal que en las plazas hayan ardillas, las suelen comprar para que sea un atractivo turístico. Normalmente, diría que me gusta. Considero que a muchos les pasa igual. Son tiernas, chiquitas, delicadas y bonitas. Sí, me gustan las ardillas, pero sólo las marrones.
En la Plaza Bolívar hay ardillas, pero negras. Oscura y terriblemente negras y las detesto. Son espantosas, y cada vez que paso por allá no puedo evitar repudiarlas. Son desagradables. Pareciera que hubiesen salido de un basurero o fuesen un experimento fallido de laboratorio. Me da asco como se acercan a las personas quienes les dan comida. Siendo que están contaminadas y les pegarán una enfermedad. Hoy mientras las veía trataba de explicarme por qué las detesto tanto y llegué a la conclusión que me recordaban a las chiripas. Como cuando olvidas un objeto de madera en una cocina y las chiripas decides adoptarlo por hogar, y se pegan, se reproducen, y dejan su suciedad. Tal cual veo a las ardillas negras: la máxima expresión de porquería. Unidas a la madera y moviéndose por comida, ensuciando los árboles. Asquerosas, totalmente asquerosas. Odio a esas ardillas.

martes, 16 de marzo de 2010

Las monedas de Matías


Matías siempre fue un buen chico. Ayudaba a su mamá en todo lo que podía. Creía en la fantasía y en los cuentos de hadas. Matías salía cada tarde, después del colegio a increíbles aventuras en su jardín. Un día, vio 3 monedas en la tierra y se le ocurrió que habían surgido de ella. Se quedó un rato pensando y las volvió a enterrar. Al día siguiente, vio 6 en el mismo lugar. ¡Había conseguido una planta de monedas! Las volvió a hundir y al siguiente día halló 12 monedas. Decidió que las cosecharía y ayudaría a pagar a su mamá los gastos de la casa. Así días y días, Matías llevando monedas a su madre. Pero, desafortunadamente, llegó el momento en el que la planta dejó de producir dinero. Matías se sintió triste y fue a su casa. Su mamá, antes de que le pudiese contar su desgracia, le dijo que había quedado en quiebra.

lunes, 15 de marzo de 2010

Gastos de la semana

Lunes: Cositas = 10 Bs ; llamada = 0,6 Bs

Y los fines también

6:30 am -> Me levanto como buena niña media hora antes d lo normal para llegar a tiempo a clases y revisar el horario.

7:30 am -> Estoy lista, salgo una hora antes y hasta tomo el Metro bus para ahorrar.

8:30 am -> Llego a mi universidad. Me dirijo al 3er piso de módulo 4 y… tarán, tarán… hoy no tengo clases

Shock emocional (atemporal) ->Veré clases los sábados.

No estoy segura de qué tan bueno sea esto. Se suponía que estudiaría toda la semana para que mis fines fueran totalmente libres y pudiese gastarlos en la más total vagancia y con quien yo quiera. Si bien podré tener un domingo feliz y un lunes desocupado, no podré compartirlo, porque sorpresa: Están en clases.


domingo, 14 de marzo de 2010

Alicia maravilla

Hoy fui con un grupo de gente a ver Alicia en el país de las maravillas. Ya me habían advertido de que era mala para ser de Tim Burton, así que me deshice de mis expectativas, las boté todas por la basura y me dediqué a ver la película como quien no sabe de qué le hablan. Y... Fui la única que la disfruté. Ciertamente, todo está en las expectativas. El presuponer algo simplemente nos hace mal. Hay que vivirlo para verdaderamente sentirlo. No digo que no hay que tener metas, o nada por el estilo, solo digo que hay cosas que salen de nuestro alcance, y solo debemos contemplarlas con los ojos de un niño. Eso sí, no vean Nine (Ale, sonríe y se burla de sus palabras).

sábado, 13 de marzo de 2010

Atemporalidad

Ya casi todo estaba listo: mis amigos y familiares practicaban sus llantos, cada uno había comprado su traje negro, la música fúnebre empezaba a sonar. Iba a morir ese día. No estoy segura de cómo terminé creyéndolo pero seguramente fue por la certeza de quienes me rodeaban. ¿Cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?: no lo sabía. La gente no dejaba de recordarme que moriría. "Adiós Caterina". Las frases se hacían más reiteradas. "Lo sentimos". Me hablaban desde todos los ángulos. "Rezaremos por ti". La desesperación se apoderaba de mí, aún estoy viva, pensaba. "Te voy a extrañar". Subí las escaleras de mi edificio. “Nos duele”. ¡Ya no podía soportar la situación!. "Quisiera que te quedaras" dijo una última persona antes de que viera la gran ventana justo al lado de la puerta de mi apartamento. "Lo entiendo" le dije y me despedí.


¿Desplazada o desplazando?

Me levanté a las 2:38 de la mañana, me dirigí al baño para lavar mi rostro y mientras me veía en el espejo notando cómo el agua caía de mi cara, no pude evitar preguntarme: ¿Yo hice eso?, ¿había sido yo quien se acostó con él?, es más, me cuestioné si era yo quien había vivido en mi cuerpo los recientes 5 meses, tiempo en el que dejé de actuar como solía. La respuesta a todo ello fue clara: sí. Había sido otra persona quien me habitó los restantes 18 años y tres meses de mi vida.

Por estar adivinando...

Hace poco, solo tenía un primo. Un primo ciego. Nunca lo he considerado una desgracia, él desde que era bebé no ha visto, así que no tiene idea de qué se siente. Además, tiene muchas otras facultades que compensan esta condición. Hace unos años me preguntó qué se sentía ver. Nunca lo había pensado, yo sólo veía y ya, observo colores, formas, texturas, distancias, ¿cómo le explicaba a mi primo qué era un color? Pero él si podría saber qué era una forma, una textura y la distancia. Así que comencé:

-Ver es... saber, sin tocar, cómo son las cosas.

-Ah, ok, ¿cómo adivinar?-

Me quedé pensando unos minutos y finalmente respondí.

-Sí, como adivinar.

Jamás, hubiese pensado que ver era como adivinar y gran parte de mi vida me la he pasado adivinando, en ves de sintiendo.


viernes, 12 de marzo de 2010

Heridas que no sanan

Caminaba descalzo por su casa buscando un libro pero una astilla atraviesa su pie. Desesperación, dolor, cruel sufrimiento que atormenta. Se dirige al mueble más cercano. Se sienta, ve la sangre que se derrama por su talón. No es coherente la cantidad de rojo con el tamaño de la herida. Lo detalla, no es madera lo que tiene clavado, es un trozo de cristal del florero que en algún momento le arrojó esa esposa con quien posiblemente fue feliz. Toma las pinzas de cejas que por casualidad encuentra, extrae el vidrio. La herida era y seguiría siendo más profunda de lo que pensó. La sangre seguía brotando.


¿Y los que no tenemos retrato?

No pretendo ponerme filosófica, hace tiempo que no entro en ese estado de trance que me encanta. Tan sólo demostraré mi locura, o mi excesiva sinceridad.

Mientras estaba en una cola que duró 4 malditas horas, me dio tiempo de leer El retrato de Dorian Gray -quizá no fueron tan malditas-. Me gustó mucho la primera mitad del libro, pero, en serio callen al autor la segunda mitad. Lo cierto es que hubo una idea, la base de la novela, que llamaba mi atención: los pecados y los años dejan marcas. Y lo único que me pasaba por la cabeza es que yo lo sabía.

Digamos que en este momento de mi vida estoy en un buen estado, pero no siempre fue así. Y lo que más me preocupaba de mi fase anterior eran los pecados que cometí. Sabía que en mi rostro se reflejarían. Aún me da miedo que aquellos días hayan quedados marcados, y sigo tratando de sonreír como una niña a ver si los oculto. Pero que va, están ahí, y me delatan, o al menos pienso eso. A veces trato de convertirlo en el misterio detrás de mis ojos. Es que Dios mío, no he hecho ningún pacto con el Diablo. A mí si se me notan los años, los pecados, no hay retrato con el cual ocultarlos. Y cada vez temo más. Temo desde que me di cuenta de que la belleza realmente abría las puertas. Temo mientras vivo en un mundo que solo valora la apariencia. Sé que son tempranos demonios que acuden a visitarme y sé que los debo espantar. Solo son los pensamientos banales que pasaron hoy por mi cabeza.


jueves, 11 de marzo de 2010

Le Petit Mort

Viró su rostro y detalló el pequeño frasco junto a la cama que quiso probar. No sabía que era veneno y decidió sus labios mojar. No agonizó por degustarlo pero sí se hizo adicta a esta sustancia que desgarraba sus entrañas. Noche tras noche siguió saboreándola mientras su corazón se desmembraba. Poco a poco sus venas transportaban la letal sustancia que fue su placer y pronto su tumba. Sus sentidos dejaron de funcionar, ya no sintió el dolor que en otro tiempo la afligió. Fue perdiendo su tamaño, su piel se hizo de cristal y guardó en su interior el cianuro en que se convirtió.


Micro para el Súper

No puedo creer que vaya al súper mercado, a duras penas, tratando de escoger comida sana porque es barata. A veces me provoca comer una que otra cosita cara y no puedo porque quizá a fin de mes esté pelando. ¿Sabes qué?, uno se cansa de cansa de vivir así...

miércoles, 10 de marzo de 2010

Opinando: Los médicos


Sí, bien, bien por ellos. Quieren salvar vidas. No sé si es algo que me convence. A lo mejor no he tenido muy buenas experiencias con los médicos y quedan resentimientos. Pero sé que no me gustan los médicos desde hace mucho tiempo. En serio, me fastidia tener que ir al doctor por estupideces como la dermatitis que me sale y tontas gripes. No voy a morir por ellas. Y sé que el problema de todo radica en que no me alimento bien o que estoy estresada. No puedo creer que haya gente que va por fiebre al doctor. La única vez que fui por eso fue porque mi mamá me lo pidió encarecidamente. Me gusta sólo preguntarles qué tengo para solucionarlo yo misma. Pero hasta ahí. Supongo que siempre he querido arreglarlo todo yo misma, y los médicos no van con esa filosofía. Y es que lo que me molesa más que ellos son realmente las medicinas.

Como dato curioso puedo decir que nunca me quise casar con un médico porque pensaba que en una “emergencia” bien podría serme infiel.

martes, 9 de marzo de 2010

Gastos de la semana

  1. Lunes: Tres fotocopias = 0,9Bs ; Saldo = 25 Bs
  2. Martes: Lona de la obra = 25 Bs ; Regalo = ? ; Malta = 5 Bs (Estaba cara) ; Pastilla = 10Bs ; Besito de coco = 2Bs
  3. Miércoles: No hay gastos
  4. Jueves: Chicha, Galletas de soda, 3pancitos = 16,80 Bs ; Mercado (yogurt, queso, cereal, tortillas, zanahorias, alcachofas, hinojo, berenjena, brocoli, coliflor, jojoto, plátano, tomate, vainitas, calabacín, limosnes, apio, repollo, harinapan, cubito, leche, vinagre, atún, avena, salsa, diablitos) = 164.82
  5. Viernes: Pastelito, Malta = 8Bs ; fotocopias = 0,6 Bs
  6. Sábado: Pan = 1 Bs
  7. Domingo: Cine = 20 Bs

Las hojas de Lucía

Cuando se asomó por la ventana, aburrida y melacólica, vio una hoja caer. Lucía se acababa de mudar de un lugar sin árboles y era la primera vez que veía que esto sucedía. Salió de la casa, casi desesperada, a recoger la tostada hoja que se desprendió, pero en el momneto que llegó ya habían tres en el suelo. Miró el paisaje detenidamente. Pronto concibió la mejor idea que había tenido: cocerlas nuevamente al árbol. Corrió a su cuarto, buscó aguja, hilo y sus creyones verdes. Volvió al jardín y vio más de 100 hojas en el suelo. No dudó en empezar su labor. Tomaba cada hoja marrón, la pintaba de verde, insertaba el hilo en la aguja y se montaba en el árbol para cocerla. Día tras día pegaba cientos de ellas. Un día ya no cayeron más. Se preguntó por qué y vio los árboles repletos de hojas pintadas entrelazadas en hilos que no permitían dejaban caer. Ya no había más tarea que realizar, se volvió a aburrir.

La mujer de piedra

Ebastian tenía un defecto, creía en la perfección. Había pasado años desde que comenzó a esculpir su primera obra: la mujer de piedra más hermosa. Según las historias, si un escultor lograba la perfección, su obra se haría realidad. Y un hombre que por su condición era sumamente solitario deseaba construir a la mujer de sus sueños para poder amarla. Ebastian, después de dar su vida en aquella obra, dio el último martillazo y la logró: la mujer más hermosa del mundo había sido hecha. Destellos de luz empezaron a rodear la obra y pronto la mujer cobró vida. Pasaron los días y Ebastian cada momento trataba de conquistar a la perfección, pero ella, distante, no le prestaba atención. Y es que la perfección física no vale de nada si sigue habiendo un corazón de piedra.