miércoles, 31 de marzo de 2010
Mis días de mosca
martes, 30 de marzo de 2010
El secundario, por favor
sábado, 27 de marzo de 2010
Sin futuro
viernes, 26 de marzo de 2010
Algunas confesiones
miércoles, 24 de marzo de 2010
No más dolor
martes, 23 de marzo de 2010
Toda una travesía
lunes, 22 de marzo de 2010
La luz de la ignorancia
viernes, 19 de marzo de 2010
El pie de limón
miércoles, 17 de marzo de 2010
Las chiripas con cola
En la Plaza Bolívar hay ardillas, pero negras. Oscura y terriblemente negras y las detesto. Son espantosas, y cada vez que paso por allá no puedo evitar repudiarlas. Son desagradables. Pareciera que hubiesen salido de un basurero o fuesen un experimento fallido de laboratorio. Me da asco como se acercan a las personas quienes les dan comida. Siendo que están contaminadas y les pegarán una enfermedad. Hoy mientras las veía trataba de explicarme por qué las detesto tanto y llegué a la conclusión que me recordaban a las chiripas. Como cuando olvidas un objeto de madera en una cocina y las chiripas decides adoptarlo por hogar, y se pegan, se reproducen, y dejan su suciedad. Tal cual veo a las ardillas negras: la máxima expresión de porquería. Unidas a la madera y moviéndose por comida, ensuciando los árboles. Asquerosas, totalmente asquerosas. Odio a esas ardillas.
martes, 16 de marzo de 2010
Las monedas de Matías
Matías siempre fue un buen chico. Ayudaba a su mamá en todo lo que podía. Creía en la fantasía y en los cuentos de hadas. Matías salía cada tarde, después del colegio a increíbles aventuras en su jardín. Un día, vio 3 monedas en la tierra y se le ocurrió que habían surgido de ella. Se quedó un rato pensando y las volvió a enterrar. Al día siguiente, vio 6 en el mismo lugar. ¡Había conseguido una planta de monedas! Las volvió a hundir y al siguiente día halló 12 monedas. Decidió que las cosecharía y ayudaría a pagar a su mamá los gastos de la casa. Así días y días, Matías llevando monedas a su madre. Pero, desafortunadamente, llegó el momento en el que la planta dejó de producir dinero. Matías se sintió triste y fue a su casa. Su mamá, antes de que le pudiese contar su desgracia, le dijo que había quedado en quiebra.
lunes, 15 de marzo de 2010
Y los fines también
6:30 am -> Me levanto como buena niña media hora antes d lo normal para llegar a tiempo a clases y revisar el horario.
7:30 am -> Estoy lista, salgo una hora antes y hasta tomo el Metro bus para ahorrar.
8:30 am -> Llego a mi universidad. Me dirijo al 3er piso de módulo 4 y… tarán, tarán… hoy no tengo clases
Shock emocional (atemporal) ->Veré clases los sábados.
No estoy segura de qué tan bueno sea esto. Se suponía que estudiaría toda la semana para que mis fines fueran totalmente libres y pudiese gastarlos en la más total vagancia y con quien yo quiera. Si bien podré tener un domingo feliz y un lunes desocupado, no podré compartirlo, porque sorpresa: Están en clases.
domingo, 14 de marzo de 2010
Alicia maravilla
sábado, 13 de marzo de 2010
Atemporalidad
Ya casi todo estaba listo: mis amigos y familiares practicaban sus llantos, cada uno había comprado su traje negro, la música fúnebre empezaba a sonar. Iba a morir ese día. No estoy segura de cómo terminé creyéndolo pero seguramente fue por la certeza de quienes me rodeaban. ¿Cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?: no lo sabía. La gente no dejaba de recordarme que moriría. "Adiós Caterina". Las frases se hacían más reiteradas. "Lo sentimos". Me hablaban desde todos los ángulos. "Rezaremos por ti". La desesperación se apoderaba de mí, aún estoy viva, pensaba. "Te voy a extrañar". Subí las escaleras de mi edificio. “Nos duele”. ¡Ya no podía soportar la situación!. "Quisiera que te quedaras" dijo una última persona antes de que viera la gran ventana justo al lado de la puerta de mi apartamento. "Lo entiendo" le dije y me despedí.
¿Desplazada o desplazando?
Por estar adivinando...
Hace poco, solo tenía un primo. Un primo ciego. Nunca lo he considerado una desgracia, él desde que era bebé no ha visto, así que no tiene idea de qué se siente. Además, tiene muchas otras facultades que compensan esta condición. Hace unos años me preguntó qué se sentía ver. Nunca lo había pensado, yo sólo veía y ya, observo colores, formas, texturas, distancias, ¿cómo le explicaba a mi primo qué era un color? Pero él si podría saber qué era una forma, una textura y la distancia. Así que comencé:
-Ver es... saber, sin tocar, cómo son las cosas.
-Ah, ok, ¿cómo adivinar?-
Me quedé pensando unos minutos y finalmente respondí.
-Sí, como adivinar.
Jamás, hubiese pensado que ver era como adivinar y gran parte de mi vida me la he pasado adivinando, en ves de sintiendo.
viernes, 12 de marzo de 2010
Heridas que no sanan
Caminaba descalzo por su casa buscando un libro pero una astilla atraviesa su pie. Desesperación, dolor, cruel sufrimiento que atormenta. Se dirige al mueble más cercano. Se sienta, ve la sangre que se derrama por su talón. No es coherente la cantidad de rojo con el tamaño de la herida. Lo detalla, no es madera lo que tiene clavado, es un trozo de cristal del florero que en algún momento le arrojó esa esposa con quien posiblemente fue feliz. Toma las pinzas de cejas que por casualidad encuentra, extrae el vidrio. La herida era y seguiría siendo más profunda de lo que pensó. La sangre seguía brotando.
¿Y los que no tenemos retrato?
No pretendo ponerme filosófica, hace tiempo que no entro en ese estado de trance que me encanta. Tan sólo demostraré mi locura, o mi excesiva sinceridad.
Mientras estaba en una cola que duró 4 malditas horas, me dio tiempo de leer El retrato de Dorian Gray -quizá no fueron tan malditas-. Me gustó mucho la primera mitad del libro, pero, en serio callen al autor la segunda mitad. Lo cierto es que hubo una idea, la base de la novela, que llamaba mi atención: los pecados y los años dejan marcas. Y lo único que me pasaba por la cabeza es que yo lo sabía.
Digamos que en este momento de mi vida estoy en un buen estado, pero no siempre fue así. Y lo que más me preocupaba de mi fase anterior eran los pecados que cometí. Sabía que en mi rostro se reflejarían. Aún me da miedo que aquellos días hayan quedados marcados, y sigo tratando de sonreír como una niña a ver si los oculto. Pero que va, están ahí, y me delatan, o al menos pienso eso. A veces trato de convertirlo en el misterio detrás de mis ojos. Es que Dios mío, no he hecho ningún pacto con el Diablo. A mí si se me notan los años, los pecados, no hay retrato con el cual ocultarlos. Y cada vez temo más. Temo desde que me di cuenta de que la belleza realmente abría las puertas. Temo mientras vivo en un mundo que solo valora la apariencia. Sé que son tempranos demonios que acuden a visitarme y sé que los debo espantar. Solo son los pensamientos banales que pasaron hoy por mi cabeza.
jueves, 11 de marzo de 2010
Le Petit Mort
Viró su rostro y detalló el pequeño frasco junto a la cama que quiso probar. No sabía que era veneno y decidió sus labios mojar. No agonizó por degustarlo pero sí se hizo adicta a esta sustancia que desgarraba sus entrañas. Noche tras noche siguió saboreándola mientras su corazón se desmembraba. Poco a poco sus venas transportaban la letal sustancia que fue su placer y pronto su tumba. Sus sentidos dejaron de funcionar, ya no sintió el dolor que en otro tiempo la afligió. Fue perdiendo su tamaño, su piel se hizo de cristal y guardó en su interior el cianuro en que se convirtió.
Micro para el Súper
No puedo creer que vaya al súper mercado, a duras penas, tratando de escoger comida sana porque es barata. A veces me provoca comer una que otra cosita cara y no puedo porque quizá a fin de mes esté pelando. ¿Sabes qué?, uno se cansa de cansa de vivir así...
miércoles, 10 de marzo de 2010
Opinando: Los médicos
Sí, bien, bien por ellos. Quieren salvar vidas. No sé si es algo que me convence. A lo mejor no he tenido muy buenas experiencias con los médicos y quedan resentimientos. Pero sé que no me gustan los médicos desde hace mucho tiempo. En serio, me fastidia tener que ir al doctor por estupideces como la dermatitis que me sale y tontas gripes. No voy a morir por ellas. Y sé que el problema de todo radica en que no me alimento bien o que estoy estresada. No puedo creer que haya gente que va por fiebre al doctor. La única vez que fui por eso fue porque mi mamá me lo pidió encarecidamente. Me gusta sólo preguntarles qué tengo para solucionarlo yo misma. Pero hasta ahí. Supongo que siempre he querido arreglarlo todo yo misma, y los médicos no van con esa filosofía. Y es que lo que me molesa más que ellos son realmente las medicinas.
Como dato curioso puedo decir que nunca me quise casar con un médico porque pensaba que en una “emergencia” bien podría serme infiel.
martes, 9 de marzo de 2010
Gastos de la semana
- Lunes: Tres fotocopias = 0,9Bs ; Saldo = 25 Bs
- Martes: Lona de la obra = 25 Bs ; Regalo = ? ; Malta = 5 Bs (Estaba cara) ; Pastilla = 10Bs ; Besito de coco = 2Bs
- Miércoles: No hay gastos
- Jueves: Chicha, Galletas de soda, 3pancitos = 16,80 Bs ; Mercado (yogurt, queso, cereal, tortillas, zanahorias, alcachofas, hinojo, berenjena, brocoli, coliflor, jojoto, plátano, tomate, vainitas, calabacín, limosnes, apio, repollo, harinapan, cubito, leche, vinagre, atún, avena, salsa, diablitos) = 164.82
- Viernes: Pastelito, Malta = 8Bs ; fotocopias = 0,6 Bs
- Sábado: Pan = 1 Bs
- Domingo: Cine = 20 Bs
Las hojas de Lucía
La mujer de piedra
Ebastian tenía un defecto, creía en la perfección. Había pasado años desde que comenzó a esculpir su primera obra: la mujer de piedra más hermosa. Según las historias, si un escultor lograba la perfección, su obra se haría realidad. Y un hombre que por su condición era sumamente solitario deseaba construir a la mujer de sus sueños para poder amarla. Ebastian, después de dar su vida en aquella obra, dio el último martillazo y la logró: la mujer más hermosa del mundo había sido hecha. Destellos de luz empezaron a rodear la obra y pronto la mujer cobró vida. Pasaron los días y Ebastian cada momento trataba de conquistar a la perfección, pero ella, distante, no le prestaba atención. Y es que la perfección física no vale de nada si sigue habiendo un corazón de piedra.